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«Aplicar uno mismo el recubrimiento para obtener el máximo rendimiento»

Cada vez más empresas limpian el techo de sus invernaderos con una máquina diseñada para ello. Estas máquinas pueden complementarse fácilmente para aplicar de forma uniforme y precisa un recubrimiento, cuando sea necesario.

Primero limpiar, luego aplicar el recubrimiento

Un número creciente de empresas hortícolas en todo el mundo adquiere su propia máquina de limpieza de invernaderos. Limpian el techo al menos dos veces al año para aumentar la transmisión de luz. «Durante algunos meses del año, los rayos solares pueden ser demasiado intensos y causar problemas en los cultivos. Por eso se utilizan a menudo productos de sombreo para proteger los cultivos del exceso de luz y calor», explica Jorien Plak-Schouten, de la empresa Besseling Techniek.

En algunos países existen empresas de servicios especializados en la aplicación de recubrimientos. Pero en la mayoría de regiones, es el productor quien debe encargarse de esta tarea.

«Aplicar un recubrimiento de manera uniforme a mano o con helicóptero es difícil y laborioso. A menudo, la legislación prohíbe subirse al techo del invernadero; y aunque esté permitido, no lo recomendamos por motivos de seguridad. Sobrevolar con helicóptero tampoco está permitido en todas partes. Y si consigues contratar a un piloto con sistema de pulverización, dependes en gran medida de su habilidad. Pulverizar de forma uniforme sin salpicaduras ni zonas sin cubrir es todo un reto. Además, corres el riesgo de contaminar el entorno», añade.

«Antes de aplicar un recubrimiento, recomendamos limpiar el techo del invernadero»

Jorien Plak-Schouten de Besseling Techniek

Una solución sencilla

«Cuando ya se dispone de una máquina de limpieza, la solución es fácil. Nuestro limpiador Roofmaster puede transformarse fácilmente en una máquina para lavar y aplicar recubrimientos», indica.

Se colocan rampas de pulverización con boquillas a unos 20 centímetros sobre el cristal. El líquido se mezcla en un tanque con un brazo automático y se bombea a alta presión hasta la máquina.

«En la propia máquina basta con pulsar un botón para ajustar la velocidad de avance y todo está listo. Hoy en día, muchas máquinas ya vienen equipadas con rampas de pulverización de serie, lo cual es una ventaja cuando se plantea aplicar uno mismo el recubrimiento», comenta.

Contar con el propio equipo permite tratar grandes superficies rápidamente y en el momento más oportuno. «Nuestros clientes suelen decidirse a comprar una máquina propia para ganar flexibilidad. Puedes aplicar el recubrimiento cuando el cultivo lo necesite. La capa también resulta más uniforme que si se aplica a mano o con helicóptero. Esto es importante con ReduSol, y aún más con ReduHeat, ReduFuse y ReduFuse IR. Un recubrimiento es una inversión: un seguro contra los daños causados por una radiación excesiva. No vas a echar esa inversión por la borda aplicándolo de cualquier manera», exclama Jorien. 

Mayor producción en la temporada adecuada

El producto en sí es un factor de éxito, pero la aplicación también lo es. «Es como si pintaras tu casa tú mismo. Si compras una pintura excelente y luego la aplicas con un pincel infantil, nunca obtendrás el mejor resultado. Así hay que verlo», afirma.

«Al aplicar el recubrimiento con precisión, se aumenta el valor añadido. Y la inversión se amortiza por sí sola»

Jorien Plak-Schouten de Besseling Techniek