« Es esencial mantener un cultivo resistente en verano »
Los niveles de luz han sido relativamente altos durante los últimos veranos. Sin embargo, los productores de tomate (que requieren mucha luz) no han logrado convertir toda esa luminosidad en una mayor producción. Frans van Meurs, asesor internacional de cultivos, explica la importancia de contar con un cultivo robusto.

Frans van Meurs cultiva tomates desde hace treinta años y lleva quince como asesor de productores. Es miembro del grupo Cropex: asesores de cultivos independientes que comparten sus conocimientos entre sí. Sus clientes se encuentran en el noroeste y centro de Europa, y todos enfrentan el cambio climático veraniego: cada vez hay más períodos calurosos y secos.
«Esto no tiene por qué ser un problema si se puede regular adecuadamente el clima del invernadero. El cultivo del tomate requiere principalmente una temperatura de 28-29 °C y una buena humedad. Sin embargo, si la humedad relativa cae al 40-50 %, el cultivo sufre estrés. Ya no es posible convertir el nivel elevado de luz en producción adicional. Tenemos exceso de calor, no de luz. Si seguimos teniendo veranos así, habrá que tomar medidas», explica.
Estabilizar el cultivo
Hay que actuar en dos frentes: comenzar el verano con una planta robusta y reducir el nivel de estrés.
Frans van Meurs subraya la importancia de mantener el equilibrio del cultivo en primavera. «Durante la primavera, normalmente se cultiva sin mayores dificultades. Ya entonces es fundamental observar cuidadosamente la temperatura a lo largo de las 24 horas y regularla. Es necesario mantener una maduración constante y una carga uniforme en la planta. Los frutos no deben permanecer demasiado tiempo en la planta. Esto es válido tanto para la primavera como para el inicio del verano. Así se mantiene una planta robusta que entrará al verano en buen estado. Entonces podrá defenderse mejor frente a condiciones extremas», señala.
 
Frans van Meurs
Reducir el estrés
En verano, mantener una temperatura ideal durante las 24 horas se vuelve más complicado. Por eso es clave reducir el estrés. Hay varias maneras de lograrlo: aplicar un recubrimiento, ventilar, utilizar pantallas, y controlar la humedad. Para ello, es importante identificar el verdadero factor de estrés. Generalmente, no es la intensidad lumínica, sino una temperatura demasiado alta para la planta y una humedad demasiado baja.
El uso de un recubrimiento que bloquee el calor y permita el paso de gran cantidad de luz puede ser una buena solución. «En un cliente que utiliza ReduHeat, las plantas estaban visiblemente menos estresadas. La forma y el crecimiento de los racimos se mantuvieron correctos. La tasa de crecimiento externo (0,9 racimos/semana) se conservó estable. Un clima demasiado cálido y seco provoca problemas de floración y cuajado. Además, los frutos quedan demasiado pequeños. La protección contra el calor es más que recomendable en estos casos», detalla.
Resistencia
El cultivo del tomate es actualmente blanco de varios virus. Es un problema que viene de fuera y debe abordarse, entre otras cosas, mediante una buena higiene. Para otras enfermedades y plagas, una planta más resistente es una gran ventaja. También aquí se aplica la misma regla: comenzar el verano con un cultivo sano y reducir el estrés.
«A medida que nos enfrentamos a un clima cada vez más cálido, hay que actuar. El problema se vuelve urgente primero en los invernaderos más pequeños. Podemos obtener más de la luz: convertir la luz disponible en producción, siempre que el cultivo se mantenga vital».
 
 
